Podríamos concebir como principal desafío de las empresas, establecer en sus políticas la diferencia entre informar y comunicar, abrevando por un saldo a favor de la última. La interacción entre los miembros de una organización resulta un componente esencial si deseamos capitalizar la sinergía que puede provocarse dentro del propio ámbito de trabajo.
La
incapacidad por distinguir aquellas acciones similares pero diferentes,
terminan por ahogar al cliente interno en un mar de información que muchas
veces ni siquiera se dispone a transitarlo. Miles de e mails en su casilla,
constante actualización de la intranet, y políticas de comunicación que carecen
de una visión integral de la organización no hacen más que provocar un paredón
demasiado alto como para que la información pueda treparlo, el cliente interno
asimilarlo, y por fin el feedback manifestarse.
Mantener
una política integral de comunicación interna es todavía una gran cuenta
pendiente si consideramos que muchas de las organizaciones apelan a informar a
toda la empresa desde cada una de las áreas que ésta posee. Como resultado: un
mail de cada área en una empresa de gran envergado termina siendo enviado a la
papelera de reciclaje por la mayoría de los empleados, y algo parecido sucede
con los demás canales.
Otro debate
propio de los tiempos que corren es la permanencia o supresión de la principal
y más antigua herramienta de comunicación interna como lo es el House Organ. Muchas
organizaciones alineadas a políticas de ahorro de papel, ven la implementación
de esta herramienta como una contradicción de enunciados. La realidad es que el
verlo o no como una contradicción, termina dependiendo también de la forma en
que se lo comunique.
Por otra
parte, la segunda dicotomía respecto del huose organ, es la elección entre su
versión impresa o digital. Por naturaleza este tipo de publicaciones apelan a
establecer una comunicación con la vida extra laboral del cliente interno,
funcionando de puente entre el ámbito doméstico y el laboral. Claramente esta característica que
implica la circulación de la publicación en casa del trabajador, no puede ser
cumplida en su versión digital. Sin embargo, ésta última tiene la ventaja –
como toda herramienta digital- de poder ser medida con muy bajos recursos y a
muy bajo costo.
De
cualquier forma, la comunicación interna, no remite a planes y estrategias de
manual aplicados con rigurosidad, sino que por el contrario, toda medida se
debe adecuar siempre al espíritu de la organización en cuestión. Tratar de
aplicar políticas de comunicación interna sin la suficiente adecuación a la
misión, visión y valores de cada organización, es de entrada conducirla al
fracaso.
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